COMO UNA LLUVIA CONSTANTE

Algunas veces en tu vida sufres, ¿Quién no?, es inevitable, pero al final, esas desilusiones porque habías imaginado las cosas distintas se convierten en algo pasajero; Otras, como una lluvia constante que poco a poco nos va dejando sin palabras hasta quedarnos sin voz, sin aliento, sin fuerzas, pasas afrontando momentos difíciles a diario, día y noche, momentos en los que la vida te abate, te supera…

Hace años fue duro cuando mi cuerpo de niña-adolescente oscilaba violentamente y tenía problemas, a veces demasiados, para mantenerse bajo control y no venirse abajo al pasar por un banco estrecho, al montar en bicicleta, al saltar a la comba con mis amigas en los recreos del cole… Ahora, es duro cuando sufre para sujetarse en momentos complicados para superar un obstáculo físico.

Las caídas dolorosas vienen en el paquete; lo importante es aprender de ellas, analizar el por qué y poner las medidas necesarias en el próximo intento, si lo hay (no es cuestión de frustrarse continuamente por hazañas imposibles).

Pero al final encuentras el equilibrio que ayuda a balancear los diferentes estados de ánimo y a superar momentos extremos en los que parece que todo se hunde consiguiendo hacer frente mejor a los altibajos que otras personas, y acabas, en cierto modo, enorgulleciéndote de ese cúmulo de instantes que te han ido marcando, de los obstáculos que has ido encontrando a tu paso.

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