Agradece a la llama su luz, pero no olvides el pie del candil que paciente la sostiene.
(Rabindranath Tagore)
Normalmente, yendo sin tantas prisas, la gente observa que les valoras con sinceridad.
Por muy necesario, básico o esencial que lo consideres, cuando alguien te echa una mano, aunque tú no puedas hacerlo por tí mismo, te han hecho un favor de manera individual, generalmente, como respuesta positiva a tu petición de ayuda*.
* Creo que a nadie nos gusta que en un momento en el que podemos mostrar debilidad justamente se fije en nosotros el foco atencional de los demás. Por eso, para pedir ayuda muchas veces es necesaria cierta confianza, y no a todo el mundo le pediríamos ayuda para lo mismo, con independencia de sus capacidades. Por eso, pedir ayuda la mayoría de las veces no es un signo de comodidad sino de valentía.
A veces, en mi caso, debido a la ataxia de Friedreich, el agradecimiento con palabras no resulta audible o parece desganado al no ser alto y claro, y lo expreso por escrito. Y es que las palabras sirven como vehículo entre las personas, porque la escritura y la lectura son un poderoso vehículo de expresión, de comunicación. Pero los mensajes, correos electrónicos o llamadas hacen a los agradecimientos más pobres y menos humanos.
Reconocer su apoyo y luego expresarles tu gratitud sincera es importante. Un simple gracias mejora cuando lo das mirando a los ojos o cuando lo acompañas de una sonrisa.
No hay que limitarse a decir gracias. Has contraído una deuda y aunque la otra persona no vaya a cobrártela es bueno que la reconozcas. Entiende y sé consciente de que ser agradecido validará a la persona que te ha hecho el favor como alguien responsable y con quien que se puede contar.
Cuando das las gracias reconoces, le demuestras a la persona que le das valor a lo que has recibido de ella. La persona que recibe este gesto entiende así que lo que ha hecho, por pequeño que parezca, ha sido importante y positivo, llegando a tus familiares, te amigos y colegas haciéndoles saber lo importantes que son para ti. Así, un gracias es decir: ¡Lo has hecho bien! Con un gesto sencillo tenemos la posibilidad de reforzar la autoestima de la persona que nos ha hecho el favor.
Por otro lado, en la parte quizá más egoísta, con decir gracias conseguimos que la persona aumente su predisposición a volvernos a hacer este favor en un futuro o a hacernos otro distinto.