“Puede que te decepciones si fallas, pero estarás perdido si no lo intentas”
(Beberly Sillls)
Desde la niñez, nos enseñan a que el único camino es aceptar tu destino.
“Más vale malo conocido que bueno por conocer”, “Más vale pájaro en mano que cien volando”, o la más simple y cajonera: “La vida es así”.
Caminar por la línea segura, así nos han educado.
Pero no sólo porque es así tiene que ser siempre así.
Es necesario correr algunos riesgos, pero cuando ocurre lo inesperado te das cuenta de lo importante que era que sucediese.
El miedo le da un valor real al resto de sentimientos. Cuando tienes miedo a equivocarte, cuando tienes miedo a perder, resulta que lo en verdad demuestras es lo mucho que te importa, porque para ti hay demasiado en juego. La gente que realmente vive sin preocupaciones es porque no le tiene apego a nada.
Esos miedos, sean cuales sean, indican que merece la pena. Hay que transformarlos y convertirlos en valor, porque ¡Vale la pena luchar por lo que vale la pena tener!
Depende enteramente de ti salir de la zona de confort e intentar lo que en verdad deseas. El no siempre lo tienes, siempre está garantizado. Quédate ahí, sin moverte y la respuesta seguirá siendo no.
No pierdes nada. Al ir por el sí, aprendes más en el camino y, cuando mires hacia atrás, te darás cuenta de que tu zona de confort se ha ampliado y que te sientes cómodo en nuevas áreas, porque tu mundo se ha hecho más grande.